martes, 10 de agosto de 2010

IGUALDAD A LA BAJA

Igualadas a la baja

Las mujeres no nos parecemos en muchas cosas a los hombres y yo estoy orgullosa de ello. Pero a la hora de igualarnos en el trabajo, solo sabemos imitarles. Cuando una mujer tiene un cargo en alguna empresa, no se acuerda para nada de la conciliación familiar, ni de las necesidades de una mujer con hijos, tampoco se acuerda para nada de cuando sus padres, maridos o hermanos llegaban a casa estresados, enfadados o con la estima por los suelos a causa de su trabajo. Las mujeres que consiguen tener un cargo de relevancia en una empresa ( tanto publica como privada) se limitan a imitar la conducta de sus predecesores, los hombres, incluso peor, ya que hay quien opina que hoy en día es mucho peor tener una jefa que un jefe.

Recuerdo cuando luchábamos por conseguir igualdad en el terreno laboral, muchas pensábamos entonces que al conseguirla, el mercado laboral cambiaria, que las mujeres teníamos mucho que aportar y por supuesto diferente forma de organizar y de tratar al personal que dependiera de nosotras, eso mismo pensábamos de las mujeres que llegaran a la política. ¡Que gran error! En realidad nada a cambiado y eso mismo es lo que parece que les enorgullece, poder ser igual que los hombres hasta en esos terrenos, pero no es lo que muchas de nosotras esperábamos, precisamente no es lo que mas nos gusta de esta sociedad, donde las facilidades para conseguir tener familia o considerar nuestro puesto de trabajo como una aspecto de la vida donde poder realizarse, eso ha dejado de ser un deseo para convertirse en algo inalcanzable.

Me niego a creer que solo podamos ser una extensión del género masculino. Creo que nosotras tenemos muchísimo que aportar en positivo en todas las actividades en las que hemos conseguido la igualdad y creo que todas deberíamos hacer un acto de conciencia y pensar que es lo que nos gustaría remarcar de nuestra propia idiosincrasia, sin tener que imitar la que durante siglos han aportado los hombres y que viendo el resultado debe ser totalmente errónea, sino se consigue que no tengamos que escoger entre familia y trabajo, seguro, lo afirmo, que una de las dos opciones tiene las de perder.

Como se puede hacer un giro a la sociedad que estamos creando y vemos que no funciona exactamente bien, pues aportando todo lo que las mujeres sabemos, algún ejemplo me gustaría poner en este apartado.

Si en las empresas se propiciaran guarderías, con el mismo horario de los padres, si se facilitara el horario flexible, si se creara un ambiente cómodo, agradable y estimulando la iniciativa de los empleados, estos a su vez lo devolverían con creces, las personas rendimos muchísimo mas sin miedos a perder el empleo, sin estrés a llegar tarde o faltar a causa de nuestros bebes, si se nos reconociera nuestro valor como personas pensantes y con propia iniciativa, sabiendo que se escuchan nuestras propuestas, propiciando nuestro propio interés porque la empresa trabaje bien, rinda y prospere, pero claro, eso es bastante complicado cuando las jefaturas piensan que sus sueldos han de ser desproporcionadamente muchísiiiiiiiiisimo mas altos que los de sus empleados, que ellos siempre tienen la razón y a su vez que los demás son prácticamente unos ignorantes que deberían estar eternamente agradecidos de tener un trabajo.

La desilusión por la lucha de las feministas que estamos orgullosas de serlo, sin menospreciar para nada al otro sexo, solo admitiendo que nosotras actuamos de diferente forma y que tenemos derecho a probar nuestras propias “opciones” sin que por ello estemos atacando a nadie. Que tenemos la obligación de intentar cambiar un sistema laboral que en estos momentos es un fracaso, y que incluso aunque nosotras también fracasásemos, seria una alternativa al sistema actual.

Seguir comportándonos como hombres o peor, imitándolos, seguir sus reglas, con tal de conseguir un cargo, ya sea laboral o político es un fracaso en la lucha por la igualdad en si mismo.

¿A que Sí mama?